Este Pueblo Mágico, existe en Tamaulipas desde mucho antes que el estado tuviera ese nombre. Fundado en 1617, es el municipio más antiguo y pertenecía al territorio conocido entonces como Nuevo Santander. Su historia de más de 400 años, resguarda el mismo número de edificaciones que aún se mantienen en pie. Ha sido refugio de artistas y personajes como Doña Carmen Romero Rubio, esposa de Porfirio Díaz; mujer que abanderó la opulencia y procuró el lujo en la entidad, durante aquellos años que también fue elevada al rango de ciudad (1835), convirtiéndola en símbolo de prosperidad en el semi desierto.
Y es que la riqueza de Tula no solo se refiere a su patrimonio histórico y arquitectónico, sino también a la de sus plantaciones y vegetación, donde el ixtle toma un papel fundamental para la fabricación de productos como cepillos, bolsos y zacates, hasta la prominencia del agave cenizo, que ha propiciado la producción de destilados y le ha brindado a este municipio junto con diez más, la denominación de origen por su Mezcal. De este último, así como de plantas semidesérticas, se han elaborado sabores de nieves jamás imaginados, los cuales han atraído a curiosos y asiduos amantes de la gastronomía solo para probarlas.
De tuna, mezquite, granada pitahaya, tepolilla, sábila, nopal, biznaga, coma, cardón, chirimoya, chochas, granjeno, mora, zapotillo, zapote, maguey, tuna, dátil y la favorita de muchos; garambullo, son algunos de los sabores que los viajeros pueden probar. A decir de la última en la lista, esta cactácea tiene una tradición que proviene desde la cultura Otomí, pues se le atribuyen propiedades preventivas contra el cáncer, antioxidantes para combatir el envejecimiento y curativas ante los padecimientos gastrointestinales.
Lugares como Cactu Nieves, son ya una tradición en Tula, un referente que ha colocado al declarado Pueblo Mágico en 2011, en la mira de expertos que han galardonado sus especialidades en ferias y eventos gastronómicos, nacionales e internacionales. Localizado frente a la Plaza de Armas, el establecimiento decidió hace un año llevar una parte del municipio hasta la capital del estado, Ciudad Victoria, donde los mismos descendientes han trasladado los sabores hasta los pies de la Sierra Madre Oriental.
Pese a ser un negocio joven, que comenzó en 2006, su creadora Doña Cleotilde ha revelado en diversas entrevistas el deseo de expandirse por otras latitudes y llevar hasta los rincones más alejados de México, el sabor que caracteriza los paseos por el municipio, la frescura de sus cactáceas y lo sorprendente que puede llegar a ser disfrutar un postre único en su tipo.